Esta casa londinense tiene una huella escandinava, las paredes, suelos, puertas, chimeneas y una gran cantidad de muebles son blancos. Muebles antiguos, tejidos y colores de antaño, cerámica que aporta un toque femenino a este pequeño paraíso británico de dulzura y poesía, un remanso de paz en el corazón de la ciudad.
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